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Ejercicio Meraki: cómo cerrar el año con alma y propósito

Hay palabras que no se traducen fácilmente, porque no son solo sonidos: son formas de estar en el mundo.



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Meraki, en griego, significa poner el alma en lo que haces.Hacer con amor, con intención, con entrega.Dejar una huella invisible en todo lo que tocas,como si cada gesto fuese una oración silenciosa.

Meraki es cocinar con cariño, escuchar con el corazón,escribir con presencia,mirar con ternura,caminar  con presencia.

No es hacer más: es hacer con alma. Y cuando aprendes a vivir así, lo cotidiano se vuelve sagrado.




Meraki: vivir con propósito, no con prisa


En psicología transpersonal hablamos de “coherencia vital”:ese alineamiento entre lo que pienso, siento y hago. Vivir con Meraki es justamente eso:convertir la vida en una expresión auténtica del alma.


No es un estado permanente, sino una práctica.Se cultiva en los pequeños momentos:cuando eliges escuchar antes que reaccionar,agradecer antes que exigir, y hacer solo aquello que te acerca a ser la persona que anhelas ser.

Y la paradoja es que, cuando pones el alma en lo cotidiano, tu cerebro también florece.


El poder de la atención



Una flor de loto que representa a Meraki

Desde la neurociencia sabemos que la formación reticular ascendente del cerebro (esa red que actúa como filtro de nuestra atención) se activa con lo que consideramos significativo.

Cuando algo te importa de verdad, tu sistema nervioso empieza a buscarlo, a reconocerlo, a hacerlo visible.


Por eso, cuando decides vivir con Meraki, cuando trabajas, haces y amas con intención,estás entrenando a tu cerebro para detectar belleza, conexión y sentido.



Tu mente aprende a priorizar lo que te nutre y deja de enfocar tanto lo que te falta.

Lo simbólico se vuelve biológico: cada vez que pones amor en un acto cotidiano,tu cerebro lo interpreta como bienestar. Y así, poco a poco, la vida se vuelve más luminosa.


Ejercicio Meraki: ritual de cierre del año con alma


Ritual Meraki

“Vivir con Meraki es transformar cada gesto en un acto de amor.”

Este ejercicio te ayudará a cerrar el año con gratitud y propósito, para que el nuevo ciclo te encuentre en paz, con el alma despierta.

No es una evaluación racional, sino una conversación íntima contigo misma.


1. Prepara tu espacio

Busca un lugar tranquilo, enciende una vela o una luz suave.Siente que estás abriendo un espacio de significado.No es un momento más: es un pequeño ritual de presencia.


2. Recorre tu año con gratitud

Haz tres respiraciones lentas.

Piensa en los últimos doce meses:

¿Qué te ha transformado?

¿Qué has aprendido incluso del dolor?

¿Qué semillas plantaste, aunque no lo supieras?

¿Qué personas bonitas han aparecido en tu vida?

¿Qué momentos mágicos has vivido?


En tu cuaderno, responde: ¿Qué me ha hecho crecer este año? ¿Qué deseo agradecer profundamente?¿Qué partes de mí han florecido?

No busques respuestas perfectas. Deja que las palabras fluyan, sin perfeccionismo ni expectativas



Una flor en un paisaje abstracto

3. Observa tu florecimiento

Cierra los ojos y siente tu cuerpo.¿Dónde hay más calma que antes?¿Dónde te sientes más libre, más tú? ¿Dónde más fuerza, más energía, más claridad?

Visualiza tu crecimiento como una flor que se abre desde dentro.Si lo deseas, dibújala o escríbela.Ponle color, nombre y mensaje.

Este gesto convierte la reflexión en un símbolo tangible:una huella de tu propio florecimiento.




4. Escribe tu compromiso Meraki

Toma una nueva hoja y escribe una frase que te acompañe en el nuevo ciclo.Una declaración que te recuerde cómo deseas vivir:

Este año elijo estar cerca de personas que me nutren

En el amor solo acepto lo que me da luz y me permite abrir mis alas y así poder desarrollar todo mi potencial.



5. Cierra con un gesto simbólico

Apaga la vela con una exhalación suave. Siente gratitud. No por lo que lograste, sino por lo que viviste con alma.

Haz una pausa y repite en silencio:

“Gracias por este año. Gracias por la vida que florece en mí.”


Vivir con Meraki más allá del ritual


Para mí, Meraki es más que una palabra: es el alma de mis viajes terapéuticos a la India.Cada encuentro, cada meditación, cada dinámica está creada desde ese espíritu:poner el corazón, la presencia y el arte de vivir en cada experiencia.


Cuando viajo con un grupo a India, no solo visitamos templos:habitamos el viaje como una metáfora del alma.Y esa es, en el fondo, la esencia del Meraki verdadero: vivir como si cada paso fuera un templo, como si cada momento fuera sagrado.




Vivir con Meraki no es un destino, es una elección diaria.Una manera de recordarte que la vida no se mide por metas, sino por presencia. Cada sonrisa que ofreces,cada palabra que nace desde el corazón, cada acto que lleva tu esencia,deja una huella invisible que transforma el mundo.

Y eso (poner el alma en lo que haces) es para mi  la forma más profunda de florecer.


 Si te ha inspirado este artículo…

En mi web encontrarás más prácticas de psicología, espiritualidad y mindfulness,y también información sobre mis Viajes Terapéuticos a la India (Meraki) ,una experiencia creada para reconectar con tu brújula interna y vivir con propósito.


Con cariño,

Tatiana Muñoz




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