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La transformación en guerreros despiertos

¿Cómo despertamos nuestra compasión?

Con la máxima budista de “Tres objetos, tres venenos y tres semillas de virtud”

En las enseñanzas budistas, a los asuntos turbios se les llama klesha, que significa veneno, y hay tres venenos promordiales: la pasión (deseo ansioso), la agresión (aversión) y la ignorancia (no me importa nada).

La instrucción esencial de la enseñanza Lojong es, paradójicamente: hagas lo que hagas, no trates de que estos sentimientos indeseados desaparezcan.


paisaje zen

Las personas y las situaciones de nuestras vidas siempre activan nuestra pasión, nuestra aversión y nuestra ignorancia. Unas cosas (objetos) nos resultan agradables, otras desagradables y con otras sentimos neutralidad.

Estos tres venenos pueden ser tres semillas para florecer. Hagas lo que hagas, no intentes hacer que desaparezcan los venenos, porque si lo consigues perderás tu riqueza junto con tu neurosis, y todo este material turbio es tu riqueza.

¿Cómo convertir esta idea en algo práctico?

Cuando una persona “x” pasa por tu lado y activa uno de los tres venenos, cuando surge un sentimiento, podrías considerarlo como si una pequeña campana sonara en tu cabeza: aparece una oportunidad para despertar tu corazón, para volver al presente. Pueder reconectar contigo, con tu corazón, ya que los venenos suelen hacer surgir nuestras defensas. Y la forma de reaccionar si no despertamos es acorazando nuestros corazones.

¿Cómo sería una reacción habitual ante un veneno?

Generalmente lo que hacemos es o bien exteriorizar ese impulso (atacar física o mentalmente a “x”) , o reprimirlo (reprimimos nuestros sentimientos). Ambas son las maneras de no conectar nunca con nuestra vulnerabilidad, con nuestra sensación de apertura, con la dimensión fresca de nuestro Ser, con nuestra compasión.

Al actuar o reprimir se intensifica el sufrimiento o la confusión.

Cuando estos venenos surgen la consigna sería abandonar la historia, usar la situación como una oportunidad de sentir tu corazón, tu herida. Una oportunidad de tocar tu punto delicado. Porque debajo está nuestro Corazón.

Si alguién viene y dispara una flecha a tu corazón no sirve de nada quedarte allí gritándo a esa persona, o hacer que no notas nada. Sería mucho mejor dirigir tu atención al hecho de que tienes una flecha en el corazón, y relacionarte con esa herida.

Una clave para desarrollar la compasión es usar todas las circunstancias desfavorables y no deseadas de nuestra vida como material para despertar. De este modo nos transformamos en un Guerrero Despierto, que cultiva la valentía y la compasión. Como guerreros cultivamos la honestidad y la visión clara, porque cuanto más conocemos nuestros propios estados internos, más entendemos los estados de los demás.

“Al descubrir un árbol envenenado, algunas personas sólo ven el peligro. Su reacción inmediata es “vamos a cortarlo antes de que nos haga daño, antes de que alguien coma sus envenenados frutos” Lo cual es semejante a nuestra respuesta inicial a las dificultades que surgen en la vida, cuando nos topamos con la agresión, la compulsión, la ambición o el temor; cuado nos enfrentamos con el estrés, la pérdida, el conflicto, la depresión, la pena por nosotros mismos o por los demás. Nuestra respuesta inicial es huir, diciendo: “El veneno nos aflige, vamos a cortarlo, a desenraizarlo, escapémonos de él”

Otra persona, que ha ido un poco más lejos en el camino espiritual, descubre el árbol envenenado pero no se aproxima con aversión, diciendo: “No cortemos el árbol, tengamos compasión de él” Por lo que, llenos de cariño, construye una valla rodeando al árbol para que los demás no se envenenen y, a su vez, el árbol siga viviendo. Esta segunda variante muestra una clara variante entre el juicio y el temor y la compasión.

Finalmente, una tercera persona que ha viajado todavía más lejos en el camino del conocimiento, ve e mismo árbol y desde una mayor sabiduría dice: “Oh, un árbol envenenado. ¡Perfecto, justo lo que buscaba! Este individuo toma la ruta envenenada, investiga sus propiedades, las mezcla con otros ingredientes y utiliza el veneno como una estupenda medicina para curar a los enfermos y transformar los males en el mundo. Ésta es la vía del corazón.” Cuento Tradicional

Propongámonos sentirnos agradecidos a todos y a todo: Hagamos las paces con todos los aspectos de nosotros mismos que hemos rechazado y así también hacemos las paces con las personas que nos incomodan.

Si observamos a aquellas personas que no nos gustan y los describimos descubriremos una lista de cualidades que rechazamos en nosotros mismos y proyectamos al mundo interno (nuestras sombras). Según las enseñanzas Lojong, las demás personas activan en nosotros el karma que no hemos resuelto. Nos reflejan y nos dan la oportunidad de hacernos amigos de nuestras sombras. Son nuestros maestros.

Tatiana Muñoz

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